Un estudio revela su impacto en la cognición de adultos mayores Cada uno de los cinco sentidos cumple un papel fundamental en el funcionamiento del cuerpo humano, pero en la vejez algunos de ellos adquieren especial relevancia. En particular, los sentidos como el oído, la vista o el olfato pueden convertirse en aliados para mantener la orientación, recuperar recuerdos y ralentizar el avance de enfermedades neurodegenerativas como la demencia o el Alzheimer. En este contexto, el olfato se destaca como un canal sensorial clave. Un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de California-Irvine ha revelado que ciertos aromas no solo evocan recuerdos, sino que también pueden mejorar notablemente la función cognitiva del cerebro. Esta investigación se enfocó en analizar el impacto de la exposición olfativa nocturna en adultos mayores saludables, con resultados que sorprendieron a los propios científicos. Durante el experimento, a los participantes —hombres y mujeres entre l...
Tras morir este hombre en la residencia, las enfermeras encuentran algo que cambia sus vidas
Entre las pertenencias del paciente, recuerdos de toda una vida, encuentran este poema:
¿Qué veis vosotras, enfermeras? ¿Qué veis?
¿Qué pensáis cuando me veis?
Un viejo cascarrabias, no muy listo.
Con hábitos extraños y mirada distante.
Al que la comida le cae por la comisura de los labios y nunca responde.
Al que decís en alto: „Al menos podría intentarlo“.
Que parece no darse cuenta de las cosas que hacéis.
Y que siempre pierde algo. ¿Un calcetín o un zapato?
Que, oponiendo resistencia o sin oponerla, os deja hacer.
Que ocupa sus largos días con el baño o la comida.
¿Es eso lo que pensáis? ¿Es eso lo que veis?
Pues entonces abrid los ojos, enfermeras, vosotras no me veis.
Os diré quién soy, ahora que estoy sentado
haciendo lo que me decís y comiendo cuando me pedís:
Soy un niño de 10 años, con padre y madre,
hermanos y hermanas, que se quieren.
Un chico de 16 con alas en los pies,
que sueña con encontrar pronto el amor.
Un novio con 20, al que el corazón le brinca.
Que recuerda los votos que prometió cumplir.
Que con 25 ya tiene sus propios niños,
A los que ha de guiar y dar un seguro hogar.
Un hombre con 30, cuyos hijos crecen rápido.
Unidos los unos a los otros con lazos que han de durar.
Con 40, mis jóvenes hijos han crecido y se han ido.
Pero mi mujer está conmigo para ver que no entristezco.
Con 50 vuelven a jugar bebés en mi regazo.
Volvemos a conocer a niños, mi amor y yo.
Días oscuros sobre mí, mi mujer ha muerto.
Miro al futuro y me estremezco.
Mis hijos tienen sus propios hijos.
Y pienso en los años y en el amor que conocí.
Yo soy ahora un viejo. La naturaleza es terrible.
Me río de mi edad como un idiota.
Mi cuerpo se viene abajo. Gracia y fuerza se despiden.
Ahora solo queda una piedra, donde latía un corazón.
Pero en esta vieja carcasa aún vive un hombre joven.
Y mi maltrecho corazón se hincha.
Me acuerdo de las alegrías, me acuerdo de las penas.
Y vivo y amo, todos los días.
Pienso en los años, tan pocos y que se fueron tan rápido.
Acepto el hecho de que nada puede quedar.
Así que abrid los ojos. Abridlos y mirad.
Nada de viejo cascarrabias.
Mirad más de cerca. ¡Vedme a MÍ!
No asumas que el viejito de tu lado ya no ve nada. Él vive y siente como tú. En cada uno de nosotros late un corazón que se mantiene joven aunque el cuerpo se estropee. Recuerda las palabras de este anciano siempre que veas a una persona mayor, y compórtate como se merece. Comparte este poema con tus amigos y recuérdales que el corazón no envejece.
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