Un estudio revela su impacto en la cognición de adultos mayores
Cada uno de los cinco sentidos cumple un papel fundamental en el funcionamiento del cuerpo humano, pero en la vejez algunos de ellos adquieren especial relevancia. En particular, los sentidos como el oído, la vista o el olfato pueden convertirse en aliados para mantener la orientación, recuperar recuerdos y ralentizar el avance de enfermedades neurodegenerativas como la demencia o el Alzheimer.
En este contexto, el olfato se destaca como un canal sensorial clave. Un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad de California-Irvine ha revelado que ciertos aromas no solo evocan recuerdos, sino que también pueden mejorar notablemente la función cognitiva del cerebro. Esta investigación se enfocó en analizar el impacto de la exposición olfativa nocturna en adultos mayores saludables, con resultados que sorprendieron a los propios científicos.
Durante el experimento, a los participantes —hombres y mujeres entre los 60 y 85 años, sin problemas de memoria diagnosticados— se les colocó un difusor de aceites esenciales en sus dormitorios. Cada noche, por un periodo de dos horas mientras dormían, el dispositivo liberaba una fragancia diferente. Entre los aromas utilizados estaban rosa, naranja, eucalipto, limón, menta, romero y lavanda.
Tras seis meses de exposición controlada, los resultados mostraron un incremento del 226% en la capacidad cognitiva de los participantes, en comparación con quienes no recibieron estimulación olfativa. Además, los adultos que formaron parte del estudio aseguraron haber experimentado un sueño más profundo, lo cual también es esencial para preservar las funciones cerebrales y reducir el riesgo de enfermedades asociadas al envejecimiento.
Los investigadores realizaron además estudios de neuroimagen, los cuales revelaron una mayor integridad en las conexiones cerebrales, especialmente en las regiones implicadas en la toma de decisiones. Estos hallazgos respaldan la idea de que el olfato no solo tiene un poder evocador, sino que también influye directamente en la arquitectura funcional del cerebro.
Michael Yassa, profesor de Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria y uno de los responsables de la investigación, explicó que “el sentido del olfato tiene el privilegio especial de estar directamente conectado con los circuitos cerebrales de la memoria”. Esta conexión directa entre la nariz y el hipocampo —estructura clave para el almacenamiento de recuerdos— permite que los estímulos olfativos tengan un impacto más inmediato y profundo que otros sentidos.
En definitiva, este estudio no solo reafirma el vínculo entre olores y recuerdos, sino que también posiciona a la aromaterapia como una técnica accesible y no invasiva para fortalecer la memoria y la salud cerebral en adultos mayores. Estos resultados abren nuevas posibilidades en el tratamiento y la prevención de enfermedades como el Alzheimer, mediante una intervención sencilla pero poderosa: el uso consciente de los aromas.
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